Las tareas de cuidados son esenciales para el bienestar de la sociedad, las comunidades y la economía.
Sin embargo, el cuidado de los demás, limpiar, hacer la comida y organizar el funcionamiento de la vida en los hogares, entre otras tareas reproductivas, no tiene reconocimiento social ni su responsabilidad está repartida de manera equitativa.
Las mujeres realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado, según los datos extraídos del informe ‘El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad’ elaborado por Intermón Oxfam.
La enorme y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género y además, afecta a la salud y el bienestar de las personas que desempeñan el trabajo de cuidados.
Mamachama propone un espacio para analizar cómo analizar los cuidados y medir el impacto que tienen en la salud de las cuidadoras de Puebla de Príncipe (Ciudad Real, España).
Se emplea una metodología vivencial, corpórea, participativa y basada en el aprendizaje por descubrimiento y se proponen las siguientes actividades:
Comenzamos la sesión con la creación de un espacio dedicado al cuerpo y al movimiento. Se plantearán distintos ejercicios para mover nuestras articulaciones y el cuerpo en general. A través de la música y el movimiento reconoceremos las sensaciones de nuestro cuerpo.
El ejercicio es beneficioso para todos los sistemas de nuestro organismo pero, a menudo, las mujeres rurales que se dedican a las tareas domésticas y de cuidados encuentran limitaciones para priorizar su autocuidado.
Se encuentran con dificultades que les alejan de estar y ser físicamente activas: el dinero, el tiempo, la familia, los prejuicios, los impedimentos físicos, etc.
Durante esta actividad se proponen ejercicios que pueden realizar las participantes en sus rutinas diarias adaptando los movimientos a su propio ritmo.
Vivir en una sociedad que se alimenta de la prisa y la tensión nos somete a agresiones diarias que superan lo tolerable.
La recarga de las tareas domésticas y de cuidados, los problemas en la familia, las condiciones del trabajo y las preocupaciones por la salud pueden causar frustración, ira y miedo. Si nuestra mente está tensa, el cuerpo también lo estará.
El dolor de espalda y la tensión muscular en el cuello pueden causar fuertes dolores de cabeza; en las piernas, causa calambres; en el abdomen, dolores estomacales.
Los músculos demasiado contraídos limitan la respiración, retardan y obstruyen la circulación de la sangre, limitando nuestra fuerza y nuestra energía. Estos son solo algunos ejemplos de los efectos negativos que tiene la tensión sobre nuestro cuerpo.
Proponemos distintas técnicas de respiración, automasaje, baile, voz y movimiento para liberar las tensiones.
Trabajamos por la transformación de nuestra sociedad a una más justa e igualitaria pero, mientras tanto, tenemos que vivir en ella. Calmar nuestras intranquilidades con actividades físicas o mentales es una liberación importante y necesaria que nos brinda más energía para realizar los cambios que necesitamos.
Experimentar problemas de salud mental y emocional no es un signo de enfermedad mental. Sentirse triste, dolida, agobiada o desesperada en ocasiones es normal.
Entrar en contacto con estos sentimientos, comprenderlos y actuar sobre ellos, resolver las situaciones que los provocan, forma parte de un proceso.
En muchos casos los problemas que afectan a la mujer son vistos como problemas psicopatológicos o incluso tienen a ser tratados como problemas psicológicos exclusivos de la mujer. A veces, ocurre lo contrario los problemas psicológicos o psicopatológicos se tratan como problemas sociales.
El uso de psicofármacos es una práctica cada día más común, especialmente para casos de depresión. También hemos comprobado el caso de mujeres que tienen recetados psicofármacos con el fin de ayudarles a enfrentarse a una serie de problemas psicológicos que en ocasiones provienen de los problemas sociales que afectan a las mujeres.
Entre estos problemas sociales encontramos la falta de apoyo, la violencia machista, el aumento de las responsabilidades familiares, la tensión causada por la precariedad laboral, los cuidados de otras personas y el escaso tiempo que les deja todo esto para cuidarse a ellas mismas.
En esta actividad caminaremos por la sala e iremos vivenciando distintas emociones. Se guiará la actividad para que las participantes presten atención a esos sentimientos y a los pensamientos que se les viene a la cabeza.
Se propone a las participantes que escriban de manera automática, es decir escribiendo todos los pensamientos que pasen por sus cabezas y que estén asociados con la actividad anterior.
Reflexionaremos después en conjunto sobre cómo se han sentido en la caminata de emociones ¿Qué sucede cuándo reconocen un sentimiento desagradable? ¿Lo aceptan y lo reconocen? ¿Lo comprenden? ¿Indagan en las causas que lo provocan? ¿Cómo les afecta los sentimientos negativos que reciben del exterior? ¿Y los positivos? ¿Qué recibimos más en nuestros entornos: sensaciones positivas o negativas?
Se propone una actividad guiada en la que las participantes realizaran un viaje escénico a distintas etapas de su vida. Volverán a ser niñas, adolescentes, jóvenes, adultas, pasarán por la vejez y analizaremos cómo se siente la presión social, la responsabilidad, la salud integral, la carga de tareas, la autoestima, la autopercepción y las relaciones de cuidados en las distintas fases.
Preguntas y reflexiones finales: ¿Qué hacíamos con 7 años? ¿Y con 14? ¿Cómo era la presión social a los 16 años y a los 40? ¿Cómo nos veíamos a nosotras mismas con 17 años? ¿Qué hacía yo con 22 años un domingo a las 10 de la mañana? ¿Y con 30? ¿Cómo eran nuestras responsabilidades? ¿En qué momento aumentaron? ¿Han ido en descenso?
Se propone la creación de un collage que simbolice lo que para ellas representa el cuidado.
Se llevan distintas revistas, periódicos y pinturas para crear un collage sobre papel mural. El objetivo es que puedan expresar lo que sienten sobre los cuidados a través del recorte de imágenes y de la pintura.
Compartiremos después las ideas y reflexiones que haya generado el ejercicio.
Los cuidados que millones de mujeres asumen en sus hogares tienen un coste en su propia salud, pero también en otras esferas de su vida, como en la parte laboral, económica, social y personal.
En esta actividad se propone que dibujen dos figuras que representen su cuerpo físico y mental. Tendrán que pintar en él las partes que se ven afectadas por las tareas reproductivas y de cuidados que realizan.
Trabajan por grupos. Cuando hayan terminado presentarán las conclusiones y sus figuras pintadas en el Congreso de especialistas en cuidados en el que transformaremos el espacio.
Durante el congreso se les animará el debate y la generación de propuestas para provocar un cambio hacia la corresponsabilidad social, que no solo incluya la participación de los hombres, sino de toda la sociedad
En las reflexiones también comentaremos que es importante tener en cuenta que los ingresos y recursos económicos; el acceso a la educación; el acceso al empleo y las condiciones laborales; la seguridad y el medio ambiente, y los roles familiares y sociales también afectan a su salud integral.
OBJETIVOS GENERALES
-Analizar los estereotipos de género.
-Analizar el impacto del trabajo doméstico y de cuidados en nuestras vidas.
-Valorar el trabajo reproductivo y de cuidados.
-Generar un espacio de autocuidados y cuidados colectivos
-Fomentar espacios donde las mujeres rurales puedan expresarse y reconocer su valor.
-Avanzar en el logro de la conciliación de todas las vidas.
-Fomentar su participación social y liderazgo en los ámbitos de toma de decisiones.
Este proyecto se ha realizado con el apoyo del ayuntamiento de Puebla del Príncipe y el Centro de la Mujer de Terrinches.