Muchas mujeres sienten una profunda falta de confianza en sí mismas, no están contentas con su cuerpo, con su vida, su intelecto o las capacidades que han desarrollado.
Las mujeres también encabezan las tasas de pobreza a nivel mundial debido a su escaso control sobre la producción y su reducida participación en la arena pública.
A nivel mundial, los hombres poseen un 50% más de riqueza que las mujeres, mientras que la riqueza conjunta de los 22 hombres más ricos del mundo es mayor que la de todas las mujeres de África.
Las mujeres en situación de pobreza o pertenecientes a colectivos excluidos son explotadas por un sistema que pone la riqueza y el poder en manos de una pequeña élite compuesta por súper ricos, mayoritariamente hombres.
Estos datos se pueden consultar en el informe Tiempo para el cuidado: El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad de Intermón Oxfám.
QUÉ ES EL EMPODERAMIENTO FEMENINO
La palabra empoderamiento fue acuñada por primera vez desde una perspectiva feminista por DAWN (1985), una red de grupos de mujeres e investigadoras del Norte y del Sur, para referirse al proceso por el cual las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos) y refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos.
La dificultad de la conciliación laboral y familiar, la escasa valoración del trabajo doméstico y de cuidados; los miedos y la indefensión; la imagen estereotipada que se ofrece de las mujeres en la industria de la creación; la invisibilización del papel de la mujer en la historia, y todas las formas de violencias machistas que han sufrido determinan el desempoderamiento en el que viven tantas mujeres.
Muchas niñas y mujeres han aprendido a desvalorizarse continuamente y en la esfera pública carecen de reconocimiento social por el trabajo que desempeñan. También sucede que a menudo se sienten cuestionadas por el entorno que las rodea.
EMPODERAMIENTO FEMENINO: PERSONAL Y COLECTIVO
Si hablamos de empoderamiento femenino debemos hacerlo desde dos dimensiones: la personal y la colectiva. El empoderamiento es un proceso individual a través del cual se fortalece la autoestima, la confianza en nosotras mismas y la capacidad de escoger nuestros proyectos vitales.
El empoderamiento y la participación sociopolítica de las mujeres son estrategias indispensables para alcanzar autonomía sobre nuestra propia vida y la posición de ciudadanas de pleno derecho.
La autonomía de las mujeres se niega en muchas concepciones del mundo, esto no es nada nuevo, sin embargo, los mecanismos de resistencia y de transformación que se activan a diario son una muestra de la capacidad de transformación que tenemos para revertir esta situación.
PODER HACER
En cualquier caso es importante remarcar que no se trata de un poder sobre sino de un poder hacer. Se trata de desarrollar poderes positivos para vivir
CÓMO TRABAJAR EL EMPODERAMIENTO FEMENINO
El empoderamiento femenino no sucede de repente, requiere de un proceso continuado de trabajo que desde la asociación realizamos en grupos de formación de mujeres diversas que se convierten en más que amigas. Las relaciones se viven desde el término que Marcela Lagarde acuñó como ‘sororidad’.
Para vivir la sororidad se requiere no ser misóginas con las otras pero tampoco con una misma. Se requiere también tener la capacidad de sintonizar con las demás.
Puesto que las capacidades se entrenan durante las sesiones empleamos una metodología enfocada a generar un espacio en el que se genere por un lado un proceso de empoderamiento personal y una atmósfera que propicie la sintonía entre las mujeres participantes.
También es importante deconstruir el pensamiento y generar nuevas teorías o narrativas sobre la forma en la que se ha representado y contado la historia de las mujeres. Este proceso es esencial.
Tenemos que hacer genealogía de las mujeres, resignificar nuestra historia. En el libro Claves para el poderío y la autonomía de las mujeres Marcela Lagarde apunta que «Siempre nos han dicho quiénes somos: nuestras madres, padres, maestros, amigas, curas, parejas, novios, hijos. No hemos tenido el espacio subjetivo para tener tiempo interior y reflexionar quiénes somos. Tenemos que decirnos a nosotras mismas quiénes somos».
En nuestros procesos de trabajo empleamos como herramienta la escritura o diferentes técnicas de expresión para que las participantes puedan ir construyendo sus biografías.
Esta técnica resulta muy útil para aprender cómo hemos sobrevivido a los conflictos y reconocer nuestras propias capacidades y herramientas. Tenemos una cantidad inmensa de recursos para vivir pero debemos reconocerlos.
EMPODERAMIENTO: AUTOIDENTIDAD
La biografía también nos permite revisar los valores con los que definimos nuestra identidad, hacer un proceso reflexivo sobre «quiénes somos, qué lugares ocupaos en cada espacio,, qué hacemos, para quién lo hacemos, cómo lo hacemos, cuál es el sentido de lo que hacemos e ir recogiendo todas nuestras partes».
Otro aspecto importante es mirarnos en relación a los estereotipos. Reconocer cuáles son estos estereotipos para centrarnos en la construcción de alternativas.
«Reconocer estos estereotipos para descubrir cuál es la fantasía. La mayor parte de nosotras vivimos en cumplimientos de fantasías y desconocimientos de quiénes somos. Millones de mujeres soportan grados alarmantes de opresión debido a la enorme capacidad fantástica que han desarrollado».
La fantasía cuando es vivida como fuga tiene una capacidad aliviadora momentáneamente pero nos impide construir nuestra autonomía. Por ello es importante también en la construcción de nuestras biografías detectar la historia fantástica.
¿Te interesa este tema? Si es así cuéntanoslo para que podamos seguir generando contenido en relación a los procesos de empoderamiento.
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